martes, noviembre 27, 2007

La tierra histórica de una danza de tierra y viento


En la entrada de la admirable Huaca de la Luna, hallé un grupo de coloridas plantas que rompía con el pálido beige de la tierra norteña.

Caminando más arriba y más cerca de mi pasado, no dejaba de impresionarme el estar caminando sobre tierra que mis antepasados pisaron, el respirar aire de mis difuntos, de mi bisabuela, de mis guerreros, de mis artesanos, de mis idólatras, de mis asesinos, de mis idealistas, tierra de mis prolíficos constructores de la cultura que apenas conocí, admiré: Mochica.

No SÉ si me impresionaba más lo que decía la guía o lo que imaginación alucinaba. Es la segunda vez que visito HUACA DE LA LUNA y en esta oportunidad no pude resistir la tentación de sentir la tierra con los pies descalzos. Lo que ahí se siente, es intenso, el aire es fuerte, los rostros esculpidos hablan, quieren comunicar todo lo que vivieron.


HUACA DE LA LUNA no está hecho de tierra, está hecho de carne, de espíritu, de brazos, de pies y corazón. Ayapaec, el Dios degollador de los Moche, con sus ojos siempre atentos, observa sigilosamente a los hombres y mujeres como yo que van a conocerlo, a pisar su territorio, a buscar sus orígenes, a tratar de entender qué magia extraordinaria me llama a volver, y a quedarme.


Es posible amar lo que no se conoce, es cierto que para valorar algo es necesario entenderlo, conocerlo? Es extraño, más allá de los conceptos de los libros de historia, existe algo que está en nuestra sangre; hoy siento que nada me conecta con ese pasado histórico, pero el presente del aire que en Huaca de la luna se respira, está vivo, no es letra ni papel, es vida; además los cerros, el cielo, los rostros, los colores, el valle y el barro, que no tienen conceptos son agradables a mi ser, a mi alma, a mi mente, a mi vida, a mi cultura, a mi identidad.


Me siento orgullosa de pisar lugares que no se han quedado en el pasado, lugares de mi barrio Comas, de mi ciudad Lima, de mi País Perú y de mi Planeta, tanta tierra que me falta conocer...


















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