miércoles, mayo 13, 2009

en chiclayo me enamoré 1

sin querer queriendo, arrivé a una de las cunas de la marinera...




no sé por dónde empezar para describir lo que sentí en Lambayeque. Nunca había soñado con conocerlo, sabía poco de ese departamento, y lo poco que sabía era que CHiclayo estaba plagado de choros; felizmente eso era mentira y realmente la ignorancia me estaba quitando la oportunidad de conocer este paraiso poco difundido en mi país. Un king kong fresco, champús diario y calientito, cachangas a granel, personas sonrientes, tradiciones vivas, huacas parlantes, marineras sin perfume, y el inevitable rostro de una cultura que a pesar de los siglos yo podía ver latente en la fisonomía y el espíritu de los pobladores...ese es el Lambayeque de mis amores.

MONSEFÚ



Monsefú, donde se baila la marinera con falda negra y blanco fustán; pueblo donde se anda sin zapato en sus casas y en sus ferias..

. el cabrito a la norteña no es tan barato como uno pensaría, sin embargo, es el verdadero, el hecho con gusto a loche y chicha de jora...en monsefú, se puede ver el rostro del antiguo peruano: ojos grandes, ojeras, cara redonda, piel morena y pelo oscuro y grueso...pude ver el rostro y el cuerpo de las mujeres que me antecedieron,esas que no van a la moda, sino que aún mantienen sus vestidos hecho a mano con tela made in gamarra de colores pastel...

jueves, octubre 16, 2008

En Argentina me reecontré contigo: marinerita del Perú

EL VIAJE DE LA MARINERA

Cuando visité la ciudad argentina de Córdoba, me di con la gran sorpresa de que algunas danzas peruanas tenían gran aceptación por los argentinos.
En la "Casita del arte afro aborigen El KILOMBO", centro cultural de mi amigo afroperuano Marco Esqueche, unos CDS de la Ayllon, del Picaflor del los ANdes y Susana Baca, fueron suficientes para armar tremenda jarana de fin de año. La mayoría de invitados fueron argentinos, sólo 3 éramos peruanos, pero en el 80% de la noche todos disfrutamos de la jarana criolla y la alegría de nuestros ritmos peruanos. En aquella noche, los cuerpos desenfrenados de cordobeses y cordobesas se dejaron llevar al son del cajón, la guitarra, las quenas y los tambores; nunca había disfrutado la música peruana de esa manera, en otro país y con personas totalmente diferentes a mí y a mi cultura. Aquellas personas valoraban la música peruana y conversando descrubrí que en Argentina se había desatado, ya de hace algún tiempo atrás, el boom de la música peruana, y sobre todo de nuestra peruanísima, aunque a veces elitista, MARINERA NORTEÑA. Tal afición la contrasté, ridículamente, cuando una bailarina de danzas argentinas tradicionales, me pidió que le mostrara algunos pasos de marinera, tal fue el roche que hice cuando al bailar, mi improvisación frente a su silencio denotaba todo: ambas, ella y yo sabíamos que YO no sabía absolutamente nada de marinera norteña.
¿? Cómo no iba a saber bailar marinera una muchacha que cuando pequeña atisaba cualquier tela para fungir de bailarina aficionada?
Aquella tarde después del bochornoso momento, viajé mentalmente 18 años atrás. Mis recuerdos me mostraban muchas sensaciones y objetos del pasado, entre ellos en viejo y raído poncho de lana que me servía de falda cada vez que mi padre tocaba en la vieja radiola la tradicional CONCHEPERLA. Me veía bailando con la soltura y confianza de una chiquicampeona que baila hasta el punto de mostrarse a la sociedad de la calle 3, dejando la puerta de par en par.
¿QUé pasó con aquella chiqui campeona? La pregunta me seguí pesiguiendo, y el no poder hallar la respuesta sumó una frustración más a mi vida.


Cuando hice aquel viaje a Argentina, tenía veintitrés años, y desde aquel ridículo del supuesto baile, me propuse volver a Lima para aprender a bailar, y alejar mi frustración para sumar mis aprendizajes.
Ya han pasado dos años desde que me inscribí en una academia de marinera, de la vuelta de mi casa,, y desde aquel momento no he cesado en mi preparación. Ahora estoy cumpliendo un sueño, pero conocer la marinera de fondo, también me ha traído otras penas, como el hecho de conocer la descarnada industria que se teje alrededor de una tradición de barrio y de campo. He atravesado por asimilar el entrenamiento diario como parte de mi rutina cotidiana, observo cómo niños y jóvenes gastan o "invierten" en maestros particulares para prepararlos como CAMPEONES, a veces no bailo en concursos por la impotencia de no tener para alquilar un vestuario de mi agrado, pasar días con los nudillos rebanados por el repiqueteo, sentir la presión de algunos maestros que ven la marinera más como un aprendizaje para el espectáculo que como una costumbre digerible y accesible.

EXTRAÑO LA MARINERA DE MI INFANCIA, aquella que no tenía sello de ACADEMIA ni de MAESTRO, esa costumbre que no me hacía pensar más que en mi disfrute personal, y que me envolvía con su viento cuando sentía el vuelo de la falda de lana y el repiqueteo de mis pies torpes al ritmo de la Concheperla. Haré todo para sentir la marinera como aquella niña de cinco años, que dejaba la puerta de par en par...

martes, noviembre 27, 2007

La tierra histórica de una danza de tierra y viento


En la entrada de la admirable Huaca de la Luna, hallé un grupo de coloridas plantas que rompía con el pálido beige de la tierra norteña.

Caminando más arriba y más cerca de mi pasado, no dejaba de impresionarme el estar caminando sobre tierra que mis antepasados pisaron, el respirar aire de mis difuntos, de mi bisabuela, de mis guerreros, de mis artesanos, de mis idólatras, de mis asesinos, de mis idealistas, tierra de mis prolíficos constructores de la cultura que apenas conocí, admiré: Mochica.

No SÉ si me impresionaba más lo que decía la guía o lo que imaginación alucinaba. Es la segunda vez que visito HUACA DE LA LUNA y en esta oportunidad no pude resistir la tentación de sentir la tierra con los pies descalzos. Lo que ahí se siente, es intenso, el aire es fuerte, los rostros esculpidos hablan, quieren comunicar todo lo que vivieron.


HUACA DE LA LUNA no está hecho de tierra, está hecho de carne, de espíritu, de brazos, de pies y corazón. Ayapaec, el Dios degollador de los Moche, con sus ojos siempre atentos, observa sigilosamente a los hombres y mujeres como yo que van a conocerlo, a pisar su territorio, a buscar sus orígenes, a tratar de entender qué magia extraordinaria me llama a volver, y a quedarme.


Es posible amar lo que no se conoce, es cierto que para valorar algo es necesario entenderlo, conocerlo? Es extraño, más allá de los conceptos de los libros de historia, existe algo que está en nuestra sangre; hoy siento que nada me conecta con ese pasado histórico, pero el presente del aire que en Huaca de la luna se respira, está vivo, no es letra ni papel, es vida; además los cerros, el cielo, los rostros, los colores, el valle y el barro, que no tienen conceptos son agradables a mi ser, a mi alma, a mi mente, a mi vida, a mi cultura, a mi identidad.


Me siento orgullosa de pisar lugares que no se han quedado en el pasado, lugares de mi barrio Comas, de mi ciudad Lima, de mi País Perú y de mi Planeta, tanta tierra que me falta conocer...


















martes, diciembre 12, 2006

el vestido de Marinera


Dicen que originalmente, la Marinera se bailaba por las mujeres campesinas de Moche, distrito de la Provincia de Trujillo; ahí, no lucían faldas bordadas ni con grandes vuelos, o costosos brocados, como las que se lucen ahora para bailar; sino que sus trajes eran los vestidos que usaban en las labores cotidianas, y que en su mayoría eran negros. Muchas veces la Marinera, se bailaba al final de una dura jornada de trabajo, o en los cumpleaños de algún paisano; la música la conformaba una guitarra, un cajón y la voz de un jocoso compadre, que improvisaba coplas durante la fiesta.
El vestido de Marinera, empieza a cambiar paulatinamente; el vestido simple de color negro, es reemplazado por el vestido blanco, que usaban las novias para casarse; éste aún no contaba con el lujo de nuestros días, pero se estaba forjando la identidad del vestido para bailar Marinera.
Creo que durante largo tiempo la Marinera se mantuvo como baile de pueblo, de chacra, de campo; como producto de una cultura que desde hacía mucho tiempo ofrecía a la humanidad aportes artísticos. Hay versiones que sostienen que desde antes de la llegada de los
españoles, esta danza se practicaba en el Perú antiguo; otras opiniones sostienen que la marinera surge de la Jota aragonesa; de algunas danzas mozárabes que trajeron los españoles; de la zamacueca; y que finalmente nuestra danza es producta de años de mestizaje, colonización y evolución socio-cultural.



Creo que en sus orígenes la Marinera no tuvo ese carácter romántico, con el que ahora se baila, pienso que si fue forjada entre barro, sudor y risas, tuvo un sentido liberador y probablemente religioso; como toda danza, la relación que el hombre establece con la tierra, se da desde un plano metafísico, para luego convertirse en una necesidad social, no tengo registro de pruebas que aseguren lo contrario; y cuando observo a los norteños de los pueblos alejados, bailando marinera, siento que en sus movimientos arrastran la lluvia que da la vida, que nutre la tierra, que alimenta al hombre; explayándose en un zapateo fuerte y elegante que lo convierte en el caballo garañón indomable.
La naturaleza campestre, rústica y salvaje de una danza se está perdiendo a medida que se contagia de intereses económicos y sociales; bailar Marinera para muchas personas implica tener que participar y ganar un concurso; tener una banda bordad con el título de Campeón Nacional de Marinera, se convierte en el máximo anhelo de muchos bailarines, quienes transforman la danza con el fin de satisfacer algunas vanidades.

martes, diciembre 05, 2006



En Lima se centran importantes concursos de marinera, pero estas competencias son sólo el caballito de batallade la mayoría de los participantes, quienes siempre alistan maletas en Enero para ir al Concurso Nacional de Marinera Norteña en Trujillo. El último concurso organizado por la Municipalidad de Lima, estuvo lleno de accidentes, debido a las pésimas condiciones del piso, ocasionando precipitadas caídas de parejas de todas las categorías. A fin de cuenta, ese no es pretexto para coronar a la pareja ganadora, quienes , como se rumorea adquieren el Título de Campeones, de manera ilícita. Finalmente, a los espectadores, cautivados por la belleza de los vestidos, la fuerza y el garbo de las bailarinas, el galanteo de los chalanes y la armonía entre música y danza; sólo nos queda aplaudir y a veces llorar frente al hechizo al que nos sublima la MARINERA.

jueves, octubre 26, 2006

CONEXIÓN



...bailar marinera es como someterse a una conexión metafísica, a veces sientes que el viento te conduce hacia un encuentro con la fuerza más intensa de la tierra...cuando me pruebo un vestido de marinera, pienso No puede ser cierto!, pero cuando me veo en el espejo, vienen los recuerdos de infancia, y me veo con el telón de lana apolillado y amarrado alrededor de mi cintura, que sobrevolaba como alas de cóndor cuando daba vueltas. para mi, bailar Marinera es conectarme a mi pasado, a mi presente y a mi futuro, no concibo mis días sin bailarla; sé que mi formación puede ser errada, porque es netamente empírica, bailo siguiendo el impulso que me da la música, y sin querer la melodía mueve mis pies, dominando cada toque y cada respiro.